El mago de Oz (1939)
La película: Realizada al alimón por Victor Fleming, Mervin LeRoy y King Vidor, esta adaptación del clásico infantil es uno de los musicales más exitosos de la historia.
Los incidentes: La mayor parte de las desgracias que aquejaron a El mago de Oz durante su rodaje son, más que otra cosa, consecuencias de rodar una película fantástica cuando los efectos especiales eran primitivos, costosos y sobre todo inseguros. Sin ir más lejos, la actriz Margaret Hamilton casi se va al otro barrio por culpa de un incendio en el plató y del maquillaje verde, y tóxico, que llevaba para encarnar a la Bruja del Oeste. El intérprete del Hombre de Hojalata, Buddy Ebsen, también estuvo en peligro de muerte por culpa del polvo de aluminio que usaban para caracterizarle.
Pero la leyenda más inquietante sobre esta película es otra: según se dice, uno de los actores enanos que encarnaban al pueblo de los Munchkins se suicidó en el set durante el rodaje de una de las escenas (otras versiones de la historia hablan de un técnico), quedando el macabro momento recogido por la cámara. La explicación más ‘lógica’ del asunto es que en dicho momento de la película se emplearon pájaros cedidos por el zoo de Los Ángeles, y que el movimiento misterioso corresponde a una grulla moviendo las alas.
La semilla del Diablo (1968)
La película: Escéptico y morboso a partes iguales, Roman Polanski se apuntó a la moda del satanismo implicando a Mia Farrow en un embarazo muy, muy problemático.
Los incidentes: Gran parte del rodaje de La semilla del Diablo transcurrió en el neoyorquino Edificio Dakota, inmueble asociado al satanismo y al mal fario desde que el mago Aleister Crowley lo escogió como su residencia en la ciudad Dejando de lado otros detalles, como el depauperado aspecto de la protagonista (ocasionado, según se dice, por las palizas que le arreaba su entonces marido Frank Sinatra), y que el filme contó con Anton LaVey (maestre de la Iglesia de Satán) en un cameo, la anécdota más extrema atañe al productor William Castle.
Durante el rodaje de la película, este experto en trucos publicitarios tuvo que ser hospitalizado a causa de un fallo renal grave, y durante sus delirios se le oyó gritar: “¡Por el amor de Dios, Rosemary, suelta el cuchillo!”. Castle se recuperó de su dolencia, pero al hacerlo se enteró de que el compositor Kryzstof Komeda, músico habitual en las películas de Polanksi hasta entonces, se hallaba ingresado en el mismo centro a causa de un coágulo cerebral, por cuya causa moriría poco más tarde. La semilla del Diablo fue su último trabajo.
¿Queremos más morbo? Pues, por desgracia, lo hay: en Agosto de 1969, la casa de Polanski en Los Ángeles fue asaltada por adeptos de la secta de Charles Manson. Sobre las razones del crimen se ha especulado mucho (que el antiguo dueño de la villa era un productor discográfico con el que Manson había tenido disputas, por ejemplo, o que la familia quería distraer a la policía sobre los crímenes de su ex miembro Bobby Beausoleil), pero lo único cierto son los resultados: cuatro víctimas mortales, entre ellas la actriz Sharon Tate, esposa de Polanski, embarazada de su hijo y que había intervenido como secundaria en La semilla del Diablo. El cineasta polaco se libró por chiripa de acabar entre la lista de muertos, ya que aquel día se hallaba en Londres.
Al día siguiente, los secuaces de Manson asesinaron a Leno LaBianca (dueño de un supermercado) y a su esposa, escribiendo en la pared del domicilio “Helter Skelter”, el título de una canción de los Beatles que ellos asociaban a sus creencias apocalípticas. Lo cual resultó casi premonitorio: el 8 de diciembre de 1980, John Lennon cayó asesinado a tiros por Mark David Chapman frente a la puerta de su residencia de Nueva York. Que era, por si no lo has adivinado, el Edificio Dakota.
La campana del infierno (1973)
La película: Uno de los mejores títulos generados por el cine de terror español en los 70 (la primera ‘Edad de Oro’ del fantastique patrio). Y también uno de los más siniestros…
El incidente: Sólo uno, pero bien gordo. Todavía se especula sobre si el director Claudio Guerín cayó por accidente del campanario de la iglesia de San Martño de Noya, el pueblo de A Coruña donde rodaba el filme, poco antes de que este fuese terminado. Pareja sentimental por entonces de Pilar Miró, Guerín sufrió una lenta y dolorosa agonía, afirmando un rumor apócrifo (y muy, muy morboso) que algunos vecinos del pueblo aplaudieron al ver cómo se desplomaba, creyendo que era un especialista de la película.
El caso es que la iglesia de San Martiño sólo tiene una torre, habiendo quedado la otra inacabada. Y que, según encontramos en este blog, una tradición local afirma que quien intente completar la obra morirá trágicamente. Justo lo que hizo Guerín, mediante una construcción de cartón piedra. Juan Antonio Bardem, director todoterreno con una maldición personal a cuestas (en este caso, bien mundana: la ludopatía) fue el encargado de terminar la película tras su muerte, a toda prisa y sin que su nombre figurase en los créditos.
El exorcista (1974)
La película: Junto con La semilla del Diablo, este escalofriante trabajo de William Friedkin fue uno de los causantes de que Hollywood le perdiese el miedo al satanismo… Y de que muchos espectadores se hicieran de cruces al ver a una niña pequeña.
Los incidentes: A ver, por dónde empezamos… En principio, el de el El exorcista fue uno de esos rodajes malos para la salud repleto de tropiezos y sustos: un incendio que obligó a retrasar la producción seis semanas, los accidentes en los que Linda Blair y Ellen Burstyn recibieron daños permanentes en la columna vertebral, y la manía del director de rodar en una cámara frigorífica. La mala pata se acumuló hasta el punto de que Friedkin le planteó a un cura (que ejercía como asesor) un exorcismo de verdad en el plató. El clérigo se negó alegando, con lógica, que eso sólo echaría más leña al fuego. Pero todavía quedaban algunas coincidencias macabras por registrar.
Si conoces el argumento del filme, por ejemplo, te sorprenderá saber que la actriz Vasiliki Maliaros (reclutada por Friedkin para encarnar a la madre del Padre Karras) falleció antes de que este se estrenara. Otro intérprete fallecido antes del estreno fue Jack MacGowran, uno de cuyos trabajos anteriores había sido El baile de los vampiros para Roman Polanski. En total, se dice que entre cinco y nueve personas relacionadas con la producción pasaron a mejor vida antes, durante y en los dos años posteriores a esta.
Ahora bien: otro de los rumores apunta a que una de las víctimas de la ‘maldición’ fue el hermano de Max Von Sydow, pero esto parece no ser cierto. El aristocrático actor sueco lo pasó fatal interpretando al Padre Merrin, entre las largas sesiones de maquillaje y los insultos que (por exigencias del guión) le profería Linda Blair… Pero es hijo único. Lo que sí es cierto es que, con la película ya en las carteleras, el reverendo Billy Graham (uno de los líderes de la ultraderecha religiosa en EE UU) lo acusó de ser “una película poseída por Satán”. Lo cual tiene poco de satánico, y bastante de estúpido.
La profecía (1976)
La película: Nacida a rebufo de El exorcista, este hit del género de terror nos presentaba a un Anticristo un tanto repelente en la persona del pequeño Damien (Harvey Stephens).
Los incidentes: Para empezar, una coincidencia curiosa: tanto Gregory Peck (actor principal) como el guionista David Seltzer acudieron al rodaje en avión. Pero por separado, en vuelos distintos… Ambos de los cuales fueron alcanzados por un rayo mientras estaban en el aire, librándose por poco de caer a tierra. En otra ocasión, el actor de Matar a un ruiseñor canceló a última hora su billete para coger otro avión, el cual se estrelló falleciendo todos sus pasajeros. Otro susto gordo se lo llevó el director Richard Donner: el hotel de Londres donde se alojaba el cineasta fue víctima de un atentado del IRA Provisional.
Otro apunte inquietante es que los animales que participaron en la producción se portaron de una forma mucho más violenta de lo usual. Uno de los guardianes del zoo donde se rodó una de las mejores escenas de La profecía (desde que la vimos, no nos acercamos ni en sueños a la jaula de los monos) murió a las garras de un león, y la jauría de perros Rottweiler empleada en otra secuencia atacó a sus cuidadores.
Un dato más para aumentar el punto macabro: durante mucho tiempo, esta película fue conocida por tener “la mejor decapitación de la historia del cine” debido a la escena en la que una lámina de cristal secciona el cuello de uno de los personajes. En 1977, durante el rodaje de Un puente lejano, la novia del director de efectos especiales John Richardson perdió la cabeza (pero de verdad) en un accidente casi idéntico.
Poltergeist y secuelas (1982-1988)
Las películas: Gracias a esta saga producida por Steven Spielberg y fundada por el director Tobe Hooper (La matanza de Texas), los fans del terror ochentero aprendimos dos cosas muy importantes: no dejes que tus hijos vean demasiado la tele, y sobre todo, nunca te compres una casa edificada sobre un antiguo cementerio indio.
Los incidentes: Según los ‘expertos en fenómenos paranormales, el hecho (no comprobado) de que Hooper usara esqueletos reales en el clímax de la película original puso de muy mal humor a los espíritus malignos. Pero, supercherías aparte, la verdad es que la llamada “maldición de Poltergeist” tiene poco de divertida, y mucho de trágica.
Durante el rodaje, para variar, se registraron fenómenos presuntamente paranormales (luces que se apagaban y se encendían, incendios en el plató sin causa aparente, y los ataques de pánico del joven Oliver Robbins), pero la primera en caer bajo el maleficio fue la actriz Dominique Dunne, estrangulada por su novio en 1982, menos de seis meses después del estreno del filme. La siguiente víctima fue Julian Beck, actor de 60 años que murió antes del estreno de Poltergeist II (1986) a causa de un cáncer de estómago que le fue diagnosticado durante el rodaje. Otro actor que participó en dicha secuela, Will Sampson, falleció al año siguiente víctima de un fallo renal.
La madre de Zelda Rubinstein, la intérprete de la médium Tangina, murió mientras se filmaba la tercera entrega en 1988. Y la ironía más negra de todas llegó en 1988 cuando la jovencísima Heather O’Rourke, protagonista de la trilogía, pasó a mejor vida con 12 años de edad por una enfermedad estomacal (diagnosticada erróneamente como una gripe) que le provocó envenenamiento sanguíneo.
Tres hombres y un bebé (1987)
La película: Nos tomamos un descanso de tanto terror y tanta sangre para recordar este exitosísimo, y hoy en día algo olvidado, remake de la francesa Tres solteros y un biberón, con Tom Selleck, Ted Danson y Steve Gutenberg como padres (adoptivos) a la fuerza.
El incidente: A la hora de película, en una escena en la que el personaje de Ted Danson habla con su madre, puede verse una extraña silueta a través de una ventana. Por supuesto, la imaginación del público comenzó a volar: según la leyenda urbana correspondiente, sería la imagen de un niño que fue asesinado en la casa donde se rodó la película.
El rumor sólo plantea un problema, y es que Tres hombres y un bebé se rodó en estudio. Por lo que respecta a la figura enigmática, la productora asegura que se trata de una silueta de cartón empleada en un momento descartado en el montaje y olvidada allí por los técnicos del plató. A nosotros, la verdad, lo que nos parece más paranormal de esta película es que su director fuera el mismísimo Leonard ‘Spock’ Nimoy.
El exorcismo de Emily Rose (2005)
La película: Basada en el caso real de Anelisse Michel, una joven alemana que murió en 1976, tras ser exorcizada por el cura de su parroquia. En realidad, padecía esquizofrenia.
El incidente: “Durante el rodaje de El exorcismo de Emily Rose, la radio de mi habitación se encendía sola todos los días a la misma hora: las tres y media de la madrugada”, declara la actriz Jennifer Carpenter, que interpretaba a la chica presuntamente poseída. “Me ponía de los nervios, porque siempre sonaba la canción Alive, de Pearl Jam, justo el momento en el que [el cantante] Eddie Vedder grita ‘¡Estoy vivo!”. Carpenter afirma que tardó mucho en recuperarse de la experiencia, pero nosotros nos preguntamos si no sería todo una broma pesada de los técnicos de rodaje.
La morada del miedo (2005)
La película: Remake de Terror en Amityville, película sobre el caso ‘real’ de una casa embrujada que hizo furor en 1978.
Los incidentes: Las películas sobre el caso de Amityville tienen fama de atraer al mal fario, y esta no es una excepción. Para empezar, antes del rodaje los técnicos encontraron un cadaver en una de las localizaciones. Se trataba de un pescador ahogado, al que la corriente había arrastrado hasta el lugar. Más adelante, la víctima de presuntos fenómenos paranormales fue el mismísimo Ryan Reynolds: el actor de Green Lantern se despertaba todas las noches a las tres de la mañana, lo mismo que le ocurría a su personaje en la vida real.
Se supone que alrededor de dicha hora (casi la misma de Jennifer Carpenter, si lo piensas) ocurrió un asesinato en la casa de la familia protagonista. Puestos a encontrar fenómenos sobrenaturales, por otra parte, a nosotros se nos ocurren dos: la película fue la última producción de la MGM antes del comienzo de sus problemas financieros, y su calidad resultó tan cuestionable que la empresa renunció a mostrarla a los críticos.
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